13.3.09

De improviso

Había esperado hasta la tercera copa de un horrible vino para confesar, sonriendo con los dientes negros, que se acostaba con mi mujer.
Más entero que nunca, pedí el camino al excusado para recomponerme. Salí del bañó con el cinturón en la mano después de comprobar el agujero de emergencia (un ojal que tenía exactamente a poco menos de un cuello de la hebilla).
El cabrón lo puso difícil. Mientras lo arrastraba por el pasillo hacia el ascensor iba dejando un rastro rojo en la moqueta. Me pareció un gracioso glamour hollywoodiano. Llamé al ascensor y el indicador parpadeó interminablemente. Antes de que se abrieran las puertas miré de nuevo hacia el pasillo. Vi el reguero de sangre y que nadie, de momento, me había visto. Entré en el ascensor de espaldas manejando el cadáver con agilidad y marqué el botón del segundo sótano. Tendría veinte plantas para pensar en cómo encajar este segundo cuerpo en el maletero. Iba a estar difícil.
No sé si me di cuenta al tacto o por oír su respiración entrecortada pero supe que detrás de mí había alguien más en el ascensor. Tendría que haber hecho caso a Scorsese y haber cavado el hoyo antes de fabricar al muerto. Un tercer cadáver no cabría en el maletero de ninguna manera. Aguanté sin girarme unos instantes infinitos, quería pensar algo antes de tener que enfrentarme a ello. Sólo tres plantas, imposible. Desistí y me giré. Me flaquearon las piernas. Caí de rodillas en el suelo del ascensor. Todavía ahora me cuesta explicar la extraña emoción que me invadió. No sabia si reía, lloraba, o un poco de ambas.
Tampoco lo tenía muy claro el enano a cuya cabeza había pegado yo la mía. Tembloroso, alcanzó a decir -Tranquilí...- y noté como su frente resbalaba con el sudor de la mía, propulsado por un silencioso proyectil de 8mm. Su cráneo era un puzle esparcido por la caja y los de hematocinesis tendrían al día siguiente turno doble.
Cuando conseguí cerrar el maletero, con los dos cadáveres y los despojos del enano, sonreí y miré hacia arriba: Di gracias por que el mundo fuera tan jodidamente perfecto, por que todo encajara aunque sólo fuera en mi maletero.

2 comentarios:

  1. jajaja me encantó!! Y Dios... un enano!!!! tengo un fetiche especial con los acondroplásicos,you know... xD Si si, sin duda alguna, fantástico! Felicidades!

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