21.3.09
Pautes
Pautes
Escric per no caure en picat
i tracto de seguir les línies
com pautes per la vida.
És absurd, ho se, tu fas la teva realitat
i en comptes de fer bojeries
et marques la travessia avorrida
Que vols trobar en aquest camí marcat
si no drames i penúries.
Trenca la pauta i troba una sortida.
13.3.09
De improviso
Más entero que nunca, pedí el camino al excusado para recomponerme. Salí del bañó con el cinturón en la mano después de comprobar el agujero de emergencia (un ojal que tenía exactamente a poco menos de un cuello de la hebilla).
El cabrón lo puso difícil. Mientras lo arrastraba por el pasillo hacia el ascensor iba dejando un rastro rojo en la moqueta. Me pareció un gracioso glamour hollywoodiano. Llamé al ascensor y el indicador parpadeó interminablemente. Antes de que se abrieran las puertas miré de nuevo hacia el pasillo. Vi el reguero de sangre y que nadie, de momento, me había visto. Entré en el ascensor de espaldas manejando el cadáver con agilidad y marqué el botón del segundo sótano. Tendría veinte plantas para pensar en cómo encajar este segundo cuerpo en el maletero. Iba a estar difícil.
No sé si me di cuenta al tacto o por oír su respiración entrecortada pero supe que detrás de mí había alguien más en el ascensor. Tendría que haber hecho caso a Scorsese y haber cavado el hoyo antes de fabricar al muerto. Un tercer cadáver no cabría en el maletero de ninguna manera. Aguanté sin girarme unos instantes infinitos, quería pensar algo antes de tener que enfrentarme a ello. Sólo tres plantas, imposible. Desistí y me giré. Me flaquearon las piernas. Caí de rodillas en el suelo del ascensor. Todavía ahora me cuesta explicar la extraña emoción que me invadió. No sabia si reía, lloraba, o un poco de ambas.
Tampoco lo tenía muy claro el enano a cuya cabeza había pegado yo la mía. Tembloroso, alcanzó a decir -Tranquilí...- y noté como su frente resbalaba con el sudor de la mía, propulsado por un silencioso proyectil de 8mm. Su cráneo era un puzle esparcido por la caja y los de hematocinesis tendrían al día siguiente turno doble.
Cuando conseguí cerrar el maletero, con los dos cadáveres y los despojos del enano, sonreí y miré hacia arriba: Di gracias por que el mundo fuera tan jodidamente perfecto, por que todo encajara aunque sólo fuera en mi maletero.
Es como todo lo demás.
Años más tarde, de viejos, cuando ya no estaban todos los que eran, se dieron cuenta que Mario ya no podía seguir siendo el guía y lo fueron dejando de lado. La asistencia a aquella reunión prácticamente pactada fue menguando, había algún fiel seguidor pero la asistencia bajaba notablemente día tras día. Unos ya no creían en él, otros tenían otras obligaciones y los demás porque ambas respuestas eran correctas.
Solución:
8.3.09
Arquitectura
amb el cel desentel·lat,
una brisa lleu que travessa
els rajos d'un sol fastuós.
Tot seguit hi poses un edifici,
o millor una nau industrial,
dels teus problemes d'ahir,
de fa dos anys i del que ha de venir.
Ara ja no hi ha tant de sol,
però encara hi ha massa claror,
amuntegues ansietats, culpes i pors,
i de cop ja queda menys lloc.
I quan t'adones que les teves construccions,
ja han tapat la gespa, el sol i els seus fotons,
aleshores construeixes un col·legi,
una farmàcia i un hospital.
Tu penses que això et donarà llum,
i no t'adones que cada cop queda menys lloc,
que ja tens una ciutat o dues,
i pretens restar, mentre sumes i sumes.
No seria més fàcil no aixecar cap ciutat?
O potser has trobat un plaer amagat,
a contaminar el teu cap i contaminar-lo més.
per l'il·lusió de tenir-lo sanejat?
El teu cap es ple d'edificis,
i uns curen els maleficis,
i d'altres malegen amb artificis,
d'obrera ment plena de sacrificis.
Ja tens el mapa a la mà,
i et diu que aqui hi ha un prat,
quantes més ciutats hauràs d'edificar?
per seure, sentir el sol i descansar?
No em demanis més ciment,no em vull embrutar les mans,
tapant el sol, la gespa i els cants
d'ocells que et miren estranyats
mentre busques pau construint ciutats.
6.3.09
experiencias anales II
Projecte conjunt 013
4.3.09
El metrónomo
Un edificio grisáceo más a las afueras de la ciudad, una sola puerta blindada con el nombre de la empresa y un sólo botón en una chapa microperforada. Un par de minutos antes la décima confirmación a la cita por su parte, no hay elección.
Un hombre alto de pelo corto espera trajeado en el centro de la gran sala nada más abrir la puerta y, sin responder al saludo, agrede verbalmente:
-- “B. Arizmendia, supongo.”-- con la mirada perdida por encima de su cabeza.
Acto seguido abandona la sala sin que sepa siquiera si escuchó su respuesta y apenas con un “espere aquí” cerrando tras de si la puerta por la que sale.
En la habitación no hay más que una silla, colocada como por azar en un punto de la misma, es él, el que la coloca enfrentada a la puerta por la que se fue el hombre parco en palabras. Como también es él el que cierra la puerta, todavía abierta por la que entró justo antes de sentarse.
Tras una hora y cuarto esperando en una sala vacía iluminada por apenas un par de tragaluces, sin ni siquiera cuarto de baño, podría pedirle que se sacara un ojo con la estilográfica, que no ha movido ni una sola vez de su mano derecha. Uno cualquiera o el que considerara mejor ceder a la empresa, y él pensaría detenidamente cual, antes de hacerlo, por supuesto.
Sabe que hay una diferencia entre el azul de mi corbata y el de mis zapatos. Podría preguntarle exactamente cuanto tiempo ha pasado desde que entró sin temor a que errara.
Es un metrónomo. Definitivamente no me interesa.
Aquest text és la primera col·laboració que hem rebut, gràcies! L'autor és CARLOS NAVARRO
3.3.09
Trigésimo segundo abordaje
pueda generar semejante oleaje?
Está para tirar, el casco de la nave.
-¡Oponeos al vendaval, aprisa!
-¡Tirad al mar todo el lastre!-
mi voz es fiel pero severa.
-¡Abandonar nos lleva delantera;
sed miel, si hay que ser postre!
-jajaja -me río de mi mismo-
"¡Llevar el cielo a hombros!"
Qué profundo el hipnotismo,
un desvarío de los hondos.
-¡Quizá un tablón os salve la vida!-
me encomiendo a la misma suerte
-Sentid la quemazón de la gran ida-
concluyo riendo a la muerte.
#1
Avui dimarts 3 de març, presentació de la revista 1 de a-bocajarro a l'escola de disseny Bau.
No obstant això, la podreu trobar en algún altre lloc de Barcelona i Granollers.
"lee y dinos algo. escribe y dinosaurio" Sr. Bocajarro Dixit.
2.3.09
el final del juicio
Estuve unos cuatro minutos solo: tiempo suficiente para hacer un análisis exhaustivo del lugar. Observé con detenimiento la gran cantidad de herramientas y utensilios que no me atreví a tocar, pese a que llamaban mi atención (obvié que tuvieran que utilizarlos todos conmigo); el olfato captó olores prácticamente neutros y mi piel auguraba plácidamente una temperatura adecuada, dictada por un ventilador que runruneaba creando un monótono sonido entre canción y canción de un tenue hilo musical. Run-run. Run-run.
El techo era blanco y vestía alguna irrisoria grieta.
Entró la doctora y otra persona, pero no me giré. Seguía sentado e inmóvil en esa especie de silla pero a la vez tumbona, pues con pulsar un botón tomaba la posición oportuna. Unas breves, cordiales y tímidas frases irrumpían el tema musical del verano, que chirriaba constantemente en las sintonías más escuchadas.
En pocos segundos me vi tumbado, acotando mi punto de vista a una sola pared (el techo blanco) y no pude evitar volver a ver las grietas. Y a seguirlas de principio a fin, creando un recorrido uniforme y aleatorio como si de un río se tratase, con sus afluentes y estuarios.
Abrí ‘muy grande’ la boca (traducción del catalán -molt gran- que desconozco, pues debe de ser parte de la jerga y lenguaje técnico de la profesión de los de aquí). Con un bártulo alargado que disponía de un espejo redondo en el final, inspeccionó todas las piezas e iba dictando en qué estado estaban, aunque lo curioso es que no las nombraba por los nombres que desde pequeño me habían enseñado (incisivos, caninos, molares y premolares), sino que utilizaba números según la nomenclatura universal (del 1 al 32, de derecha a izquierda partiendo de la arcada superior para la dentición permanente y de la ‘A’ a la ‘T’ para la dentición temporal). La auxiliar, tomaba nota sin abrir boca. Yo sólo podía ver los ojos azules de la doctora, escondidos bajo el cristal de sus gafas de montura blanca. Sentía su respiración, quizás porque yo inspiraba y espiraba retraído. Me mandó cerrar la boca y se lo agradecí con un gesto humilde. Es increíble que un movimiento tan sencillo como el de abrir la boca pueda convertirse en tu peor adversario. Y eso sólo parecía ser el calentamiento.
Con una aguja de un tamaño que no pude ver me inyectó, después de haber abierto de nuevo la boca y sazonármela con un spray, una sustancia que sabía a veneno y que en escasos minutos hizo que parte de la lengua y del moflete dejaran de formar parte de mi cuerpo. Eso sí, en el momento del pinchazo noté sensaciones tan rápidas como recónditas, percibía la entrada de esa pócima secreta mientras ella apretaba con el pulgar en el extremo opuesto del aplicador de la aguja.
Me sentía como un estúpido muñeco de plástico con la boca abierta. Después de varios minutos de enjuagues y conversaciones rutinarias empezó con la extracción, algo engorrosa por mantener tanto rato la boca abierta pero a la vez poco dolorosa.
Yo me mantuve inmóvil mirando el techo, que seguía inerte ante el sonido de los aparatos de la doctora. En ocasiones miraba la luz que tenía justo en frente de los ojos y que perturbaba incansablemente a mis pupilas pero que a la vez, dejaba entrever los movimientos de los pequeños dedos enfundados de blanco de la dentista dentro del agujero. Estaba cansado. Quería cerrar la boca.
“Aquí está”, dijo exaltada. Más lo estaba yo.
experiencias anales
Desconnectar
Al poble no hi ha gaire res, tret del que tu vulguis trobar-hi, com a tot arreu. Carrerons que serpentegen amagan-te el seu final, portes tancades i persianes avall. Cada cop que penso en com n'és de fantasmagòrica la quietud amb aquest fred, apareixen ara un home gran que només deixa de mirar el terra per saludar-me, ara un quinqui amb el mòbil fent sonar un emapetres en veu alta, fora de lloc; ara una dona grassa amb el carro de la compra, que xiuxiueja amb una altra de més edat que treu el cap per una escletxa que hi ha al seu cau.
És curiós com el no res es nega a si mateix. Quan cap d'aquests personatges està en escena, llavors algun ocell canta breument o copso un miol llunyà. He sortit per poder fumar-me un cigarro perquè a casa dels sogres ho tinc prohibit. És tan poc el que hi ha al voltant, que en cada xarrupada el fum prèn un color diferent a la meva boca. A la capital, per la nit, amb la colla i els wisquis, els cigarros cauen l'un rere l'altre sense cap pena ni glòria. En canvi, tot i no haver-ne fumat cap en uns dies, amb aquest en tindré més que suficient. De vegades he esperat massa d'un únic cigarro, d'un llibre en concret, i l'esperança ha vessat el got que la podia contenir i, tot i ser ple, només me n'he adonat de la buidor del vessament. Encara queda mig camí i mig cigarro i ja frego l'orgasme creador. Torço a la dreta del·liberadament per allargar el camí i deixar-me seduir per la poca cosa d'aquestes poques cases. Sortir de casa només ha estat una excusa per trobar una motivació. No és que fumar me l'hagi trobada, però ha fet que el no res s'esfumés.
Si bé és cert que amb un cigarro semblava prou, ara que ja he ejaculat ben bé me'n fumaria un altre.