Lo importante no es si nosotros creemos en Dios, sino si Dios cree en nosotros y, lo que es más importante, si Dios cree en sí mismo. La magia sí existe. Es en cuanto que cree ser y actúa en cuanto que creemos que actúa.
“¿La magia existe?” preguntó el niño al adulto. “Sí”, le respondió. “¿Y por qué en el cuento de Jerónimo dice que no?”, el niño replicaba. “Porque en los cuentos se cuentan muchas historias, (incluso que la magia no existe)”.
“La magia confía en sus propias cartas” murmuró el adulto. Pero el viejo, abatido, objetó que no hay carta que no funcione bajo el mandato del azar. Y Dios, que aunque no creía en ellos, sí confiaba en sí mismo, mascullando insultos los repudió, y mientras se marchaba (volando), decía para sus adentros: “la luz no es blanca ni en broma, vosotros queréis que sea blanca”.
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Tens un estil que m'és una mica distant, però alhora el fas tant interessant que me'l llegeixo fins a fer-me'l meu... aquest especialment em recorda a alguns de elotromarc...
ResponderEliminarMoola molt. Trobo que és difícil, però potser per això m'agrada jeje Cada paràgraf és una lemba elfica, podria estar hores i hores païnt! gràcies! :)
ResponderEliminarPlas¡Plas¡Plas¡Plas¡
ResponderEliminarBrutal.
A sus pies.