Había empezado con un día de derrota y ya hacía cuatro años que cedía ante la vida. Dos años y medio desde que su padre había muerto. Los primeros días valoró la posibilidad de enfrentarse de nuevo a ella, pero se fue olvidando de eso a medida que se convertía en un hikikomori más, por miedo a ser un hikikomori más.
A diario, en la pequeña celda de su habitación dejaba pasar las horas con actitud mortecina. Dormía por el día mientras varios aparatos de vhs enregistraban la sesgada realidad que ofrecían los canales de televisión. Por la noche despegaba la cabeza de la almohada y comía parte de lo que su madre, ya anciana, le había dejado al lado de la puerta; entretanto sus ojos rasgados conectaban ilusoriamente con la vida, con cierto retraso y tras el amparo del mando a distancia.
Un día no hubo comida. Llamó a su madre pero nadie contestó. Dio sus dos primeros pasos fuera de la habitación con obligada valentía y le pareció que ya nunca más podría dejar de darlos.
11.1.09
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¿El final es abierto? Hay que pensar que la madre se ha ido al cielo o que la madre ya se ha cansado de hacerle la comida y quiere ayudarla?
ResponderEliminarSupongo que lo primero... tiene más coherencia, quizás?
Me gusta el texto.
Que se ha ido al cielo jeje He añadido "ya anciana" para dirigirlo un poco más hacia ahí. gracias! ^^
ResponderEliminarJo siempre le doy múltiples interpretaciones, por si acaso :)
ResponderEliminarQue bona!
ResponderEliminarMei: "...se ha cansado de hacerle la comida y quiere ayudarLA"
M'he quedat dient no no si és un tio. Quina adjectivació! Tot va dirigit a parts de la persona, parles de la seva vida, dels seus ulls del seu... però en cap moment adjectives a la persona directament fet que fa que cadascú imagini al seu cap allò que més desitja!!! És que m'agrada el fet de que el conte interactui directament amb el lector i aquest sigui l'encarregat directe d'acabar-lo